martes, 22 de octubre de 2013

EL NEOLITICO: HACIA UNA SEDENTARIA


Llamamos Neolítico al periodo que comienza hacia el año 9000 a. C y se extiende hasta el año 4000 a. C. aproximadamente, durante el cual se produjeron grandes cambios en la forma de vida de los seres humanos. Durante este periodo, el ser humano comenzó a dominar el medio que lo rodeaba.
La primera actividad productiva fue la domesticación de plantas y animales. La domesticación consistía en la cría de animales para su uso como alimento o como ayuda en las tareas agrícolas y el cultivo de vegetales, que hasta el momento crecían en forma silvestre. Para realizar estas tareas, los hombres y las mujeres debieron asentarse de manera permanente en un territorio. Así los grupos humanos iniciaron un modo de una vida sedentario y construyeron viviendas solidas y espaciosas para albergar a una población que crecía constantemente, gracias al aumento en la cantidad de alimentos.
La primera región donde se encontraron indicios de comunidades con estas características fue la llamada Media Luna Fértil, en el suroeste de Asia. Esta zona se denomina así porque, si la observamos en un mapa, tiene forma de luna de cuarto creciente. Ese territorio reunía una serie de condiciones ambientales propicias para el desarrollo de las primeras actividades productivas y formas de vida humana: el cultivo y el pastoreo de ganado, cambios en la organización del trabajo y sedentarización.



Diferentes desarrollos del Neolítico

El Neolítico no se dio de manera simultánea en todo el territorio poblado. Al tratarse de un momento de evolución en la vida humana, tuvo desarrollos diferentes según las condiciones naturales de cada zona geográfica. Por ejemplo, el paso del paleolítico al neolítico en Europa fue mucho más lento que en el Cercano Oriente. En el norte del continente europeo, el retiro de las extensas zonas de bosques donde vivieron grupos de cazadores-recolectores. En el sur de este continente, la desaparición de los grandes mamíferos de animales menores, la pesca y la recolección. Estas nuevas condiciones permitieron que el modo de vida de los cazadores-recolectores se mantuviera durante miles de años.

El surgimiento de la agricultura

La mayoría de las teorías sostienen que la agricultura se origino en diferentes lugares del planeta, en distintos momentos del Paleolítico. Los indicios materiales nos permiten afirmar que América, antes que el Cercano Oriente y Europa, fue el primer lugar donde se desarrollaron cultivos de cereales asociados a la cría de animales. No obstante, el descubrimiento de yacimientos arqueológicos puede modificar las teorías desarrolladas sobre este periodo.
Se sabe que los primeros cultivos fueron de cereales, ya que los restos más antiguos encontrados correspondían a trigo y cebada.
A principios del Neolítico se cultivaba en forma muy diferente a como se hace en la actualidad. Primero, se despojaba una parcela de tierra de los árboles y las plantas silvestres que hubiera en ella. Luego, se cultivaba y se cosechaba. Como después de varias siembras la tierra perdía su fertilidad, se la dejaba descansar y se pasaba a cultivar otro lugar. Cuando sucedía lo mismo con la segunda parcela, se volvía a la primera, que ya había recuperado sus nutrientes. A este tipo de agricultura, en la que los grupos se desplazaban en busca de tierras fértiles, se la denominan itinerante.
A medida que se descubren nuevos yacimientos arqueológicos, van cambiando los datos sobre la antigüedad de los primeros cultivos. Un estudio reciente planeta que es posible que la agricultura haya surgido en la región de Homs, en el Cercano Oriente, hace unos 12.000 años. En esta zona, que comunicaba el valle del rio Éufrates con los desiertos de Siria, se encontraron 50 yacimientos arqueológicos. En estos sitios se hallaron restos materiales que revelan cómo fue evolucionando la agricultura. Lo más antiguos son morteros y palos cavadores correspondientes al momento en que los cazadores-recolectores comenzaron a alimentarse con cereales y legumbres silvestre.



La domesticación de animales

Como sucede con el inicio de la agricultura, es muy difícil determinar el momento exacto en que las comunidades humanas comenzaron a retener los animales que les proporcionaban alimentos. Los investigadores consideran que, debido a los cambios climáticos y la caza indiscriminada, la cantidad de animales disponibles comenzó a disminuir, los cazadores del paleolítico se dieron cuenta de esta situación. Como temían que la fauna se extinguiera y por ende, disminuyera su alimento, decidieron regular sus expediciones y comenzaron a practicar la caza selectiva. Esto significaba que mataban solo a los machos adultos y conservaban las hembras para garantizar la reproducción de la especie.
Los primeros animales domesticados fueron las cabras y las ovejas. La cría de animales produjo modificaciones en la dieta, el vestido y el trabajo. Los grupos comenzaron a incorporar carne y leche, hilaron la lana de las ovejas para confeccionar vestimentas más cómodas que las de cuero y usaron caballos para trasladar objetos pesados.
En aquellos lugares donde la tierra no era fértil, como en Arabia, la domesticación se combino con el pastoreo. Los grupos se desplazaban con sus rebaños en busca de pastos tiernos. En otros lugares, donde el suelo era más productivo, la domesticación se practico junto con la agricultura. Este fue el caso de la Mesopotamia asiática, Egipto, India, China y parte de Europa.

Coexistencia de formas de vida: cazadores-recolectores y productores

Así como los cambios en el Neolítico no se dieron al mismo tiempo en todos lados, tampoco todos los grupos humanos adoptaron la domesticación de plantas y animales como modo de vida. Algunas comunidades continuaron siendo cazadoras-recolectoras, y otras se desplazaron por diferentes zonas en busca de pastos para alimentar a pequeños rebaños. Este sistema se llama pastoreo trashumante. Todas estas formas de vida continúan coexistiendo.

La nueva organización del trabajo

La agricultura y el pastoreo eran actividades que no necesitaban un trabajo constante. En el caso de la agricultura, por ejemplo,  el trabajo más intenso se realizaba en los momentos de siembra y cosecha. Fuera de esos periodos, solo se precisaba que una cantidad reducida de personas cuidara los sembrados.
Algo similar sucedía con el pastoreo del ganado, ya que solo requería soltar a los animales para que pastaran libremente en los campos cercanos a la aldea y, a la noche, encerrarlos en los corrales. Esto permitió una división social del trabajo dentro de las comunidades.
La división del trabajo permitió que se desarrollaran nuevas tareas, además de las actividades de subsistencias, y se logro una especialización en oficios:
·         Cestería: fabricaban cestas con fibras vegetales para transportar alimentos.
·         Tejido: confeccionaban ropa con la lana de los animales domesticados.
·         Fabricación de utensilios de piedra: la agricultura requirió el perfeccionamiento de las herramientas. Las primeras hoces para cosechar se realizaron con madera y cuernos de animales, y las azadas a palos resistentes.
·         Cerámica: al principio moldeaban recipientes de arcilla para almacenar y conservar alimentos. Luego, diseñaron otros, como vasos o platos, con otras funciones, tanto domesticas como decorativas. Primero, los adornaron con figuras geométricas y, luego, comenzaron a pintarlos con fibras vegetales.





Trabajo practico:
1.       Explique en qué consiste la domesticación de animales y plantas.
2.       Elaboren una red conceptual a partir del “surgimiento de la agricultura”.
3.       Expliquen las diferencias entre caza indiscriminada y caza selectiva.
4.       Realiza un cuadro comparativo entre la forma de trabajo del Paleolítico y del Neolítico.
5.       Enumeren los oficios que se desarrollaron gracias a la especialización del trabajo.



LA ALDEA NEOLITICA:


                La agricultura y la ganadería dieron lugar al asentamiento de los seres humanos en áreas próximas a los campos de cultivos. Al no tener que desplazarse en busca de alimento, los hombres y mujeres comenzaron a hacerse sedentarios. Así surgieron las aldeas: pequeños poblados formados por chozas de forma circular o rectangular hechas de adobe. Se ubicaban en elevaciones del terreno próximas a ríos y solían rodearse de muros o fosos para protegerse de los animales.


ASENTAMIENTOS Y CONSTRUCCIONES
              Las primeras comunidades sedentarias se establecieron en el Cercano Oriente, en la Mesopotamia Asiática. Las aldeas estaban compuestas de viviendas sobre bases de piedra. Las paredes eran de arcilla mezclada con paja. A esta técnica de construcción se la llamaba tauf. Las casas tenían una amplia habitación principal dividida con paredes en distintos espacios para dormir. Al lado de esta habitación se construía otra igualmente dividida en espacios menores que funcionaban como cuartos de almacenamientos. Estas viviendas daban al patio abierto donde se realizaban tareas domesticas, como el tejido y la molienda de trigo, y había corrales para los animales domésticos, producían lo que necesitaban para subsistir, aunque también podemos suponer que existía el intercambio entre comunidades, ya que, en algunas aldeas, se han encontrado objetos como adornos, sílex y algunos minerales, procedentes de otros lugares, a veces bastante alejados.
Existían talleres artesanales en dónde se realizaban objetos de piedra grandes y pesados, como morteros, y utensilios más pequeños elaborados mediante el pulido de piedras, herramientas de hueso, pinturas con masas de ocre y materiales para hacer pigmentos de colores.

Cambios en la organización social: la sociedad de jefaturas

El crecimiento de la población de las aldeas y la unión de las comunidades dieron origen a las tribus.  Este tipo de comunidad no solo estaba unida por lazos de parentesco, sino también por necesidades comunes.
Aparecieron jefes que organizaban los trabajos comunes y podían cumplir funciones rituales; en aldeas más grandes y complejas, los jefes tenían mayor autoridad y centralizaban la toma de decisiones. Así se modificaron las sociedades igualitarias, lo cual dio lugar a relaciones de autoridad. Este tipo de sociedades son conocidas como jefaturas.


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